Adentro llueve

 

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¿Recuerdas a Vallejo cuando llueve?

al fondo alguien canta sobre la tierra

                  y la tierra huele a mojado.

 

Yo te recuerdo y fumo

  yo bebo y te recuerdo

 

Hay veces en que tu nombre me sabe frío,

        me pasea un pan crudo por la lengua

                 y veo manos de mujer cansada.

 

Creo que a veces llueve y sigues ahí,

que hablas gotas o murmuras un trueno.

A veces eres una nube apresurada por el viento.

 

Creo que ya vivimos tristes.

 

Tú sabes lo que pesa un muerto.

 

Me pregunto si vendrás a sentarte

                        bajo el árbol del que también cuelga mi padre.

 

El mañana es una cama en que no caben dos,

           tampoco hay lugar en la cuerda en que mi cuerpo,

                                                                    como péndulo,

                                       se enemista de su propia sombra.

 

Es que no sé decirte dónde me duele.

Quizá es el cuello. Me ahoga.

La lluvia me llena la garganta.

                  La vida me asfixia.

 

Hay días en que parece que estás aquí.

Hay días en que todavía no me he ido.

Hay días en que llueve,

                               y yo cuelgo.

 

*

 

Sólo estoy cansado de estar vivo.

Sólo estoy cansado de estar muerto,

           de ser aire, pan crudo o nada.

 

Desde aquí veo tus manos de mujer cansada.

Te recuerdo frente a ti.

El ayer es un fantasma que hace nudos.

 

Adentro llueve,

                  y yo cuelgo.

 

Allá va una nube apresurada por el viento.

 

*

 

Frente a ti estás,

            te miro cuando fuiste.

Yo sigo aquí, pero ya no hago ruido.

     Quizá ya te marchaste

              y yo todavía no mudo tu recuerdo.

 

¿Todavía escuchas cuando escribo?

Yo sólo escucho lluvia.

 

Ocurre que estoy cansado de pesarte

y de que mi peso cumpla años.

 

Vida, tú sabes lo que pesa un muerto.

 

A veces no llueve.

A veces sonríes.

Quizá sí soy yo el que se ha ido mudando

                                              [sin moverse.

Puede que yo ya no esté aquí

sabe Dios desde hace cuánto ya.

No sé quién ocupa esta silla,

   quién fuma, quién bebe,

       quién cuelga.

 

Adentro llueve,

adentro me llueve.

 

Siento mucho haberme ido sin marcharme,

lamento tanto no saber dónde estoy,

me apena haber perdido el tiempo.

 

Sólo sé que mañana llegaré tarde,

            porque el ayer hace nudos de mi medida.

 

Allá va

una nube apresurada por el viento,

                                    y yo cuelgo.

 

                                                                                    -Fabio Marco Iván

 

 

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